El candidato de la coalición PRI-PAN-PRD Chava Santana toda su campaña presumió el apoyo de los comisariados ejidales del municipio de Cihuatlán.

El dirigente de la Unión de Ejidos Luis Echeverría Álvarez, el ex candidato priísta Julián López Jiménez, cómo cacique político daba línea a los ejidatarios directivos para que apoyaran a Santana.

Chava Santana se la compró. La creyó. Se veía buen apoyo de los ejidatarios y sus familias en el recibimiento con cervezas y birria, en la feria cihualteca.

En el equipo de campaña y menos el coordinador Fausto Verde consideraron que entre los directivos de varios comisariados ejidales hay generales sin tropa, incluso entre activistas políticos, unos traicioneros.

Todavía en el cierre de campaña se observó el músculo del sector agrario, sintiéndose el gran líder nada menos que el cacique de Pamplona, Julian López.

Llegó el día de la jornada electoral. Desde temprano comenzaron a fallar las comunidades ejidales.

Al cierre de las casillas y conteo de votos, se dieron cuenta que cientos de ejidatarios en todo el municipio jamás apoyaron realmente a Chava Santana.

Una de dos. Una cosa y otra cosa.

A Chava lo dejaron colgado varios dirigentes ejidales que son de membrete y no los siguen votantes ni familiares.

Otra es la conocida traicion política.

Que otra explicación puede darse ante las derrotas en El Rebalse, San Patricio, Jaluco, El Ranchito y otras comunidades.

El club de Julián López y sus ejidatarios salió igual o peor que la manada universitaria marcada por protagonistas débiles, oportunistas y traidores.

Hace muchos años que los ejidatarios y sus líderes han sido rebasados por la sociedad.

Pese a ellos, en los ejidos hay todavía quien cree que el sector agrario es fuerte políticamente.

Eso es una mentira, una quimera del pasado. Que equivocada se dio Chava Santana creyéndole a Julián López quien mejor que nadie sabe quiénes fallaron o traicionaron.