CITIUS, ALTIUS, FORTIUS. En una imaginaria Cihuatlanopolis ha iniciado la gran justa deportiva de todos los tiempos conocida como las Olimpiadas.
Tras recorrer kilómetros de carreteras en mal estado, llenas de baches y socavones, el fuego olímpico alumbró los terrenos de la diosa y mítica Cihuacoatl, una gran guerrera que custodia la cumbre del cerro enmontado de La Cruz, ubicado cerca del templo blanco y el edificio público de los políticos, convertido en un verdadero elefante blanco, plagado de ineptitud y corrupción bajo la mano del semidios Georgeus y su incomodo hermano Luixon, a quienes la vox populi, el pueblo no quiere.

Iniciando pues la justa olímpica, en la monumental plaza de toros adaptada como un coliseo, con varias horas de retraso y una cuestionable organización dirigida por el cacique Julius, un manipulador de la politik y las comunidades campiranas, comenzaron las competencias en distintas ramas del deporte.
En la categoría de voleibol de playa, muy contaminadas en el área de Villas de Obregón, compite el equipo de la provincia del Rebalse, campeón en la venta y privatización de terrenos frente al mar, dirigidos por su capitán Álvaro.
En busca de más plata, corrijo, la medalla de plata, están los provincianos de Zapata, unos guerreros para defenderse de invasores y prestanombres, combatientes de la corrupción que impera entre los jueces y magistrados, incluso en el gobierno de Cihuatlonopolis.
El bronce seria para los perdedores de la antigua Barra, aquellos que perdieron la playa y no pudieron entrenar adecuadamente por la falta de espacio frente al mar y que viven esperando se cumplan las promesas de gobernantes o que el dios Poseidón tenga compasión, regrese arena a la playa.

En taekwondo el ganador del oro indiscutible es el semi dios de la guerra Chanoares, ese personaje aguilucho que, creyéndose el redentor de los mortales, inspiro al legendario caudillo revolucionario de Pancho Villa a dar la orden: ¡Fusílenlo mis Chanos, luego averiguamos!
Su obsesión por la medalla, por el poder, lo motivan hacer cosas burdamente inimaginables como hacerse la victima y creerse el candidato del pueblo, además de cantinflear y chimultrofiar en la politik…

Y si de patadas se trata andan peleando medallas el desterrado Edgaron Zuñigala con el cuento mitológico del fraude electoral. Los mortales cihuatlenses cansados del cinismo y la mentira le recomiendan que se regrese al inframundo de la peligrosa Tlaquepaque y los deje en paz por lo menos unos tres años.

También no deja la batalla el semi dios de la escuela preparatoria Julieris Torr, un engreído que sueña con ser alcalde, pero en realidad es todo un perdedor que está en riesgo de ser desterrado por sus escándalos, desmedida ambición y una actitud de mala leche contra el recién triunfador de los comicios Polus Pelayes, quien con la mano en la cintura puede ordenar su cambio por haber sido un ojete.

Interesante esta la competencia en la plataforma de clavados, en la que destaca la dupla de Rob Pimienta y Antonielo Carrillus, que se la viven clavadísimos con su cantaleta de la transformación y los fundadores, la vieja guardia, sintiéndose amos y señores…

El gladiador Pimienta sobrevive y ya no da batalla, sus mejores tiempos acabaron. Carrillus se ahogó en su soberbia ganándose la ignominia social. Son unos auténticos perdedores, generales sin tropa, obsesionados por el poder y las monedas. No ganan ya ni una elección, mucho menos una buena medalla.

En la gimnasia rítmica los ojos del auditorio están en el tesorero del patronato de la monumental, Martin Hermes, que hace circo, maroma y teatro durante meses tratando de cuadrar las cifras cada vez más pobres de la gran fiesta de la primavera.
Pese a que lo mandan en verano a cursos especiales para que se enseñe a sumar y restar, salió bueno para la división en el patronato y multiplicar a sus enemigos.

Otro que no anda con limitaciones y se avienta sus piruetas es Carloton Montesinos, un personaje camaleónico capaz de arrastrarse y perder su dignidad política con tal de ganar una medalla y obtener ganancias como ha quedado evidenciado en el mismo patronato de la monumental, el ejido de Santo Patricio, el Club de Leones y la preparatoria regional de la maximus casa de estudios.

En la misma competencia peleando por una medalla se tiene también al ex presidente de la ganadera, el ejido Cihuatlanes y patronato de la monumental que se acaba de aventar un salto del PRI al grupo de HAGAMOS.
Ese Oskar Canallin, es verdaderamente un pillín, al que habrá de vigilarse bien las manos si es que no quiere manchar el gobierno de Polus Pelayes.

Y, claro que si, en natación, antes de que reviente la presa, vuelvo a corregir, la alberca, la estrella es Armando, el titular de la oficina de padrón y licencias que anda con el agua hasta el cuello por sus abusos y descontrol con tufo de una pestilente corrupción en el elefante blanco de la última presidencia emecista.

Otro que nada de muertito y está por regresar a los canales contaminados del valle agrícola es el secretario particular del presidente, El Payin, un personaje que ya pasó a la historia en la lista de lo peorcito que ha competido por una medalla, por un empleo en el Ayuntamiento, haciendo sus trampas del PRI al Movimiento Ciudadano, consumando la traición hasta convertirse en un simple bufón.
Como verán se pondrán buenas las olimpiadas cihualtecas. En los próximos días volvemos a ver cómo anda el medallero en otros deportes.
