Critican «nepotismo» en el gobierno

En la toma de protesta de la presidenta Claudia Sheinbaum el pasado 1 de octubre, México fue testigo de un compromiso enfático con los principios de honestidad, transparencia y combate al nepotismo y a la corrupción.

La presidenta se comprometió a erradicar estas prácticas nocivas, asegurando que la Secretaría de la Función Pública se transformaría en una “Secretaría Anticorrupción y de Buen Gobierno”.

Este mensaje contundente de Sheinbaum resuena como una continuidad de los principios que definieron a la llamada Cuarta Transformación (4T), y que prometían romper con el “régimen de corrupción y privilegios” del pasado.

La presidenta de Morena, Luisa María Alcalde, se sumó a este discurso. En un evento reciente en Manzanillo, Colima donde enfatizó que los funcionarios que incurren en prácticas de nepotismo y utilizan la nómina pública para acomodar a sus familiares y amigos “no tienen nada que ver con Morena”.

Esta postura, al igual que las palabras de Sheinbaum, busca subrayar el compromiso del partido con la transparencia y el buen gobierno.

Sin embargo, esta filosofía parece estar en desacuerdo con la realidad que se vive en varios municipios del pais, donde se han detectado múltiples casos de nepotismo en puestos clave de gobiernos locales, estatales y federales.

Este fenómeno no es exclusivo del gobierno federal; se menciona que dependencias municipales en Jalisco y Colima, también se ven afectadas por estas prácticas.

La contradicción entre el ideal promovido a nivel federal y las prácticas cotidianas en los estados y municipios es evidente.

Las palabras de Sheinbaum y Alcalde apuntan a un Morena que se desmarca de quienes utilizan el poder para beneficiar a sus allegados.

No obstante, la administración local de la 4T en Colima parece ignorar estas directrices, tolerando el nepotismo y permitiendo que el aparato gubernamental se convierta en una red de influencias familiares, como sucede en municipios jaliscienses.

Esta situación, además de socavar la credibilidad de Morena, representa una burla a los ideales que la Cuarta Transformación ha enarbolado como su guía.

En ese sentido, es justo señalar que la historia política de Colima, como en gran parte del país, no es ajena a las redes de nepotismo e influyentismo, lo cual convierte el combate a estas prácticas en un reto enorme. }

Pero también es cierto que, para que la Cuarta Transformación sea una realidad y no solo un ideal, los líderes de Morena deben actuar en consecuencia. La transformación de México requiere líderes que respondan no solo a los discursos nacionales, sino también a la realidad local.

En conclusión, el discurso y la filosofía de Morena chocan frontalmente con la situación en numerosos gobiernos, donde el nepotismo parece tener un espacio en la administración pública.

Si Morena y sus aliados pretende mantenerse como el partido del cambio, debe comenzar a predicar con el ejemplo en todos los rincones del país. Las palabras de Sheinbaum y Alcalde deben ser una directriz y no un mero eslogan en las oficinas de los gobiernos en Colima y Jalisco.

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